PLAZA DE LAS TENDILLAS
Como no podía ser de otra manera, el corazón de nuestra ciudad, la Plaza de las Tendillas,
tenía que estar presente en este apartado referente a los lugares de interés, como un lugar de
paseo, de encuentro, de celebraciones, e incluso de manifestaciones, en definitiva, como fiel
espejo de los que hoy es Córdoba.
Para conocer los inicios de la Plaza de las Tendillas tenemos que remontarnos a principios de
la pasada centuria, siendo alcalde de la ciudad Don José Cruz Conde. Fue entonces cuando se
decidió derribar, en el año 1924, el antiguo Hotel Suizo, que describiera Teodomiro Ramírez de
Arellano como "una de las mejores fondas de España".
Con la demolición del inmueble, llamado así porque sus constructores, los hermanos Puzzini,
eran suizos, quedó descubierta una amplia superficie de terreno a la que, poco a poco, se fueron
añadiendo edificios que, en su mayoría, aún se conservan. De este modo surgieron, en 1926, en
el margen occidental de la plaza las casas de Martín Fernández, trazada por Enrique Tienda
Pesquero, y de Casana Diéguez, proyectada por el conocido arquitecto, conservador y
arqueólogo Félix Hernández Giménez. No pasó ni un solo año cuando comenzaron a edificarse
los edificios de la Unión y el Fénix y Telefónica que, situados en el costado norte de la Plaza de
las Tendillas, fueron creados por los arquitectos Benjamín Gutiérrez Prieto y Ramón Aníbal
Álvarez respectivamente. En 1928 se realizaron los pertenecientes al lado sur: la casa de los
Condes de Colomera, también proyectado por Félix Hernández, y la de Enrique Barrios, de
Aníbal González; ambos casos están considerados como unos de los ejemplos más interesantes
de arquitectura historicista que alberga nuestra ciudad. La plaza se cerraba con el Instituto
Provincial Luis de Góngora, que ya se encontrara en pie desde 1847, y alumno que fue, no hace
mucho, quien les escribe.
Sin embargo, el rasgo distintivo de la Plaza de las Tendillas, su icono, no es ninguno de estos
singulares edificios, sino la bella escultura ecuestre de Don Gonzalo Fernández de Córdoba,
conocido popularmente como El Gran Capitán. Realizada en 1920 por el escultor cordobés Mateo
Inurria Lainosa, fue ubicada en un primer momento en la Avenida del Gran Capitán,
trasladándose a las Tendillas en 1927.

Inurria, a quien le costó varios años cobrar por el
trabajo realizado, recibió la medalla de honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920.
La leyenda cuenta que la cabeza pertenecía a una antigua estatua del torero Rafael Molina "El
Lagartijo", sin embargo, se trata de un hecho sin fundamentos, ya que el propio Inurria esculpió
un busto del torero, que precisamente se encuentra en el Museo de Bellas Artes, y sus rasgos no
coinciden en absoluto.

Otro elemento característico de la Plaza de las Tendillas es su Reloj, inaugurado en 1961, cuya
sonería sustituye las habituales campanas por acordes de soleares, grabados por el guitarrista
flamenco Juanito Serrano. Se ha convertido en costumbre, que la tradicional fiesta de las uvas
de año nuevo sea televisada desde nuestra ciudad, agolpándose todos los años miles de
cordobeses en la plaza, comiéndose las doce uvas, correspondientes a los doce últimos
segundos del año, al son de los acordes de tan original reloj.
La reforma acaecida hace pocos años, y que alivió a la Plaza de las Tendillas de todo tipo de
tráfico, a excepción del lado occidental, arrebató a la escultura del pequeño estanque ajardinado
que la cercaba, sustituyéndola por una nueva fuente, cuya nota predominante es la sobriedad
que desprende. De planta cuadrada, comprende en su interior una taza circular, en la que se
desarrolla el pedestal sobre el que se ubica la estatua. A ambos lados, se hallan dos grupos de
surtidores, compuestos por dieciséis chorros que manan agua en vertical, que son continuo
objeto de juegos de niños, sobre todo en verano.

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